sábado, 22 de enero de 2011

Magic Carpet

La tela está danzando, su sombra nada y bucea, la música susurra...

(Feliz fin de semana)


viernes, 21 de enero de 2011

Luna de Enero

Ayer la luna estaba espectacular. Casi llena, con un color dorado maravilloso.
Cuando me fijé en ella, yo iba conduciendo por una carretera oscura que permite ver el valle allá abajo, tratando de competir en luces con el cielo nocturno. Una nube justo debajo de la luna reflejaba su brillo como si la presentara en una bandeja. Pensé en lo estupendo que sería sacar una foto, pero no podía parar el coche donde yo quería. De todas formas tampoco llevaba más cámara encima que la del móvil. Y por otra parte, otras experiencias me demostraron que es sumamente difícil sacar una buena foto de la luna.
No importa, pensé, hay cosas que es mejor disfrutarlas sabiendo que no se dejan atrapar.
Luego escuché en el Tiempo que la luna de Enero es famosa por su claridad y belleza: "No hay amor como el primero ni luna como la de Enero"
Y ahora que vuelvo a estar en la luna un ratito, recuerdo una de las pocas fotos en las que me parece que conserva su misterio y su encanto sin resultar ñoña: un viejo daguerrotipo de la Universidad de Harvard.



John Adams Whipple, 1852.



Para quien no lo sepa, un daguerrotipo es una de las primeras formas que hubo para tomar una fotografía. Eran muy costosos y requerían largos tiempos de exposición. Además, las placas finales deben verse con el reflejo de algo oscuro para que su superficie no haga de espejo, ya que solo veríamos nuestra propia imagen. Por todo esto se guardaban en una especie de estuches que les dan aún más aspecto de tesoros mágicos.

jueves, 20 de enero de 2011

Qué hijos vamos a dejar a este mundo

Hoy he recibido este texto en un e-mail. No ponía de dónde salió el artículo, pero habiendo oído hablar a este señor, me parece que su autoría es bastante probable y, en todo caso, lo que me interesa es el contenido.
A mí siempre me ha gustado esa teoría de los indios norteamericanos de que la tierra no es nuestra, sino un préstamo de nuestros hijos. Claro que a este pensamiento claramente ecológico, también le corresponde este otro, más pedagógico. Ojalá seamos capaces de conjugar los dos y dejemos de ser tan egoístas (yo por mi parte, aún conservo cierta fe en mi generación)



Leopoldo Abadía (Zaragoza, 1933) es un profesor y escritor español conocido por su análisis de la crisis económica actual 
 Leopoldo Abadía (autor de " La crisis Ninja ") dice en su artículo:
Me escribe un amigo diciendo que está muy preocupado por el futuro de sus nietos.
Que no sabe qué hacer: si dejarles herencia para que estudien o gastarse el dinero con su mujer y que "Dios les coja confesados".
Lo de que Dios les coja confesados es un buen deseo, pero me parece que no tiene que ver con su preocupación.
En muchas de mis conferencias, se levantaba una señora (esto es pregunta de señoras) y decía esa frase que me a mí me hace tanta gracia: "qué mundo les vamos a dejar a nuestros hijos?"
Ahora, como me ven mayor y ven que mis hijos ya están crecidos y que se manejan bien por el mundo, me suelen decir "qué mundo les vamos a dejar a nuestros nietos?"
Yo suelo tener una contestación, de la que cada vez estoy más convencido:
"y a mí, qué me importa?!"
Quizá suena un poco mal, pero es que, realmente, me importa muy poco.
Yo era hijo único. Ahora, cuando me reúno con los otros 64 miembros de mi familia directa, pienso lo que dirían mis padres, si me vieran, porque de 1 a 65 hay mucha gente. Por lo menos, 64.
Mis padres fueron un modelo para mí. Se preocuparon mucho por mis cosas, me animaron a estudiar fuera de casa (cosa fundamental, de la que hablaré otro día, que te ayuda a quitarte la boina y a descubrir que hay otros mundos fuera de tu pueblo, de tu calle y de tu piso), se volcaron para que fuera feliz. Y me exigieron mucho.
Pero qué mundo me dejaron? Pues mirad, me dejaron:
1. La guerra civil española
2. La segunda guerra mundial
3. Las dos bombas atómicas
4. Corea
5. Vietnam
6. Los Balcanes
7. Afganistán
8. Irak
9. Internet
10. La globalización
Y no sigo, porque ésta es la lista que me ha salido de un tirón, sin pensar. Si pienso un poco, escribo un libro.
Vosotros creéis que mis padres pensaban en el mundo que me iban a dejar? Si no se lo podían imaginar!

Lo que sí hicieron fue algo que nunca les agradeceré bastante: intentar darme una muy buena formación. Si no la adquirí, fue culpa mía.
Eso es lo que yo quiero dejar a mis hijos, porque si me pongo a pensar en lo que va a pasar en el futuro, me entrará la depre y además, no servirá para nada, porque no les ayudaré en lo más mínimo.
A mí me gustaría que mis hijos y los hijos de ese señor que me ha escrito y los tuyos y los de los demás, fuesen gente responsable, sana, de mirada limpia, honrados, no murmuradores, sinceros, leales. Lo que por ahí se llama "buena gente".
Porque si son buena gente harán un mundo bueno.
Por tanto, menos preocuparse por los hijos y más darles una buena formación:
que sepan distinguir el bien del mal,
que no digan que todo vale,
que piensen en los demás,
que sean generosos. . . .
En estos puntos suspensivos podéis poner todas las cosas buenas que se os ocurran.
Al acabar una conferencia la semana pasada, se me acercó una señora joven con dos hijos pequeños. Como también aquel día me habían preguntado lo del mundo que les vamos a dejar a nuestros hijos, ella me dijo que le preocupaba mucho qué hijos íbamos a dejar a este mundo.
A la señora joven le sobraba sabiduría, y me hizo pensar.
Y volví a darme cuenta de la importancia de los padres. Porque es fácil eso de pensar en el mundo, en el futuro, en lo mal que está todo, pero mientras los padres no se den cuenta de que los hijos son cosa suya y de que si salen bien, la responsabilidad es un 97% suya y si salen mal, también, no arreglaremos las cosas.
Y el Gobierno y las Autonomías se agotarán haciendo Planes de Educación, quitando la asignatura de Filosofía y volviéndola a poner, añadiendo la asignatura de Historia de mi pueblo (por aquello de pensar en grande) o quitándola, diciendo que hay que saber inglés y todas estas cosas.
Pero lo fundamental es lo otro: los padres.
 Ya sé que todos tienen mucho trabajo,
que las cosas ya no son como antes,
que el padre y la madre llegan cansados a casa,
que mientras llegan, los hijos ven la tele basura, que lo de la libertad es lo que se lleva,
que la autoridad de los padres es cosa del siglo pasado.
Lo sé todo. TODO. Pero no vaya a ser que como lo sabemos todo, no hagamos NADA.
Leopoldo Abadía.
 P. D . : 1. No he hablado de los nietos , porque para eso tienen a sus padres.
2. Yo, con mis nietos, a merendar y a decir tonterías y a reírnos, y a contarles las notas que sacaba su padre cuando era pequeño.
3. Y así, además de divertirme, quizá también ayudo a formarles.

Moco Dick?

 

martes, 18 de enero de 2011

Cuando la leche se encuentra con el café...


mmmm
Empezar un blog para una persona indecisa es bastante complicado.
Pongamos que esto es una conversación entre nubes.
Las nubes son cambiantes, inconstantes, son etéreas hasta que empiezan a cobrar forma, imperfectas e ideales a un tiempo.
Las nubes son distintas para cada criatura que las mira: unos verán signos del tiempo, otros admirarán su belleza o su color, alguien diría que es ridículo detenerse a contemplarlas... en fin, son nubes.
En este café caben las nubes de todas las formas, incluso aceptamos las que apenas se ven o las imposibles de distinguir en las tazas de los amantes del café solo... ¿solo?... no, más bien sin leche. Soñemos con que siempre hay alguien con quien disfrutarlo en compañía, sea real, imaginaria, virtual, filosófica, literaria...
Solo espero que nos encontremos.
Allá vamos...  


Irene Müller. Milk meets coffee. http://cubeme.com/blog/2007/10/31/coffee-slave-by-irene-muller/