Hay gente a la que le parece una tortura ver las fotos de los demás. A veces pienso que es más bien una cuestión de ritmo, es decir, aborrecemos contemplar las imágenes durante el tiempo determinado que considera necesario el otro, normalmente mientras nos cuenta con pelos y señales la historia que hay detrás o lo que intentó retratar (y que no siempre coincide con el resultado)...
Sin embargo, en otras ocasiones es apasionante desconocer todos los datos y recrearnos simplemente en la imagen. Hasta el punto de llegar a coleccionar fotos ajenas de personas y lugares extraños, sobre todo si estas son objetos encontrados. Otro día profundizaremos en los posibles porqués, pero hoy os presento un par de páginas para pasear la mirada:
http://www.foundphotographs.com
http://www.moderna.org/lookatme