Normalmente asociamos el facebook y otras redes sociales a contenidos alegres, a proyecciones más o menos idealizadas de nosotros mismos. Compartimos también problemillas o pequeñas desgracias cotidianas y estados de ánimo.
También nos relacionamos con gente que hace mucho que no vemos e incluso se nos cuela alguna de esas personas que por la calle hacen que no te ven.
A mí me sigue impresionando todo este tema de Internet: poder comunicarte en tiempo real con gente de cualquier parte del mundo, enviar archivos, compartir imágenes e información... parece magia.
Hay quien dice que estas nuevas tecnologías alienan y que acaban con las relaciones personales, haciéndolas frías e irreales. Supongo que algo de eso hay, pero también le sucede a mucha gente en el mundo "real". No obstante, es una forma diferente de comunicación (De hecho, hay gente que no se expresa bien en un chat o que lo hace de forma distinta a cómo entablaría una conversación normal)
Lo realmente extraño sucede cuando la rueda gira y en vez de tocar buenas vienen mal dadas.
Ayer murió uno de mis contactos del facebook. Quiero decir que desapareció de verdad en este mundo; en la red sigue su fotografía sonriente. Era una de esas personas encontradas a través del tiempo y del espacio. Un vieja amistad que te alegras de recuperar, por lo que es como si el facebook me la diera y también me la quitara.
Es una sensación extraña. Algo que no hubiéramos sabido de otra manera. Una posibilidad que parecía eterna y que se desvanece. Un vacío que sin embargo ya no estaba lleno. O sí lo estaba, ocupado solo por la esperanza de encontrarnos en el camino algún día... Ahora sé que siempre se quedará en mis recuerdos y nada más que ahí.
Es un día triste, pero también me alegro de, a pesar de estar lejos, sentirme unida a toda la gente que la llora y que encuentra en estos medios la forma de demostrarlo y de acompañarnos unos a otros.
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Para O. |